Vivimos
inmersos en un mundo mediocre. Se respira mediocridad con cada bocanada de
aire. Todo lo que poseo es mediocre, y me nombro yo por no herir la
sensibilidad de ningún mediocre lector. Estoy rodeado de gente
mediocre, por lo que mi mediocridad pasa inadvertida en este gran (y mediocre)
mar gris.
El mediocre es un ser incapaz de usar su imaginación para concebir ningún tipo de ideal que le proponga un futuro por el que luchar. De ahí que forme parte del rebaño sin cuestionarse nada. El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección y cómplice de los intereses que lo convierten en borrego. Vive según las conveniencias y no logra aprender a amar. Se torna vil y escéptico, cobarde. Jamás será un héroe, ni un genio, ni un santo.
El mediocre es un ser incapaz de usar su imaginación para concebir ningún tipo de ideal que le proponga un futuro por el que luchar. De ahí que forme parte del rebaño sin cuestionarse nada. El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección y cómplice de los intereses que lo convierten en borrego. Vive según las conveniencias y no logra aprender a amar. Se torna vil y escéptico, cobarde. Jamás será un héroe, ni un genio, ni un santo.
Al mediocre le es imposible entender ideas
contrarias a las que ya ha recibido por tradición y jamás llegará a comprender
la relatividad esencial asociada a las ideas como tal. Otra peculiaridad del hombre mediocre es su lucha contra el
idealismo alimentado por la envidia.
Lucha por opacar desesperadamente toda acción noble, porque a pesar de su
mediocridad, es consciente de que su existencia depende de que el idealista
nunca sea reconocido.
Esta mediocre sociedad siente lo que le enseñan a sentir: ¿quién no ha regalado una gran y preciosa rosa al amor de su vida?¿Quién no ha comprado unos patucos o un babero (azul o rosa, depende) al hijo recién nacido de unos familiares o amigos?¿Quién no ha ido de pequeño a sentarse en las rodillas de un tipo disfrazado de Papá Noël en un centro comercial cualquiera?¿Quién no quiere encontrar un trabajo fijo para irse de viaje, comprarse una casa, formar una familia? Somos un mismo ejemplo 6,998,339,799 veces.
Esta mediocre sociedad siente lo que le enseñan a sentir: ¿quién no ha regalado una gran y preciosa rosa al amor de su vida?¿Quién no ha comprado unos patucos o un babero (azul o rosa, depende) al hijo recién nacido de unos familiares o amigos?¿Quién no ha ido de pequeño a sentarse en las rodillas de un tipo disfrazado de Papá Noël en un centro comercial cualquiera?¿Quién no quiere encontrar un trabajo fijo para irse de viaje, comprarse una casa, formar una familia? Somos un mismo ejemplo 6,998,339,799 veces.
En el estudio de la astronomía existe el principio de mediocridad, que afirma que
no existe nada intrínsecamente especial
acerca de la Tierra, y por ende, tampoco en la raza humana. Este principio
hace referencia a la vida extraterrestre principalmente. ¿Crees que los
extraterrestres se enamoran como nosotros? ¿Tendrán los mismos sentimientos? No
lo creo.
Esta mediocre sociedad siente lo que le enseñan a sentir: ¿quién no ha regalado una gran y preciosa rosa al amor de su vida? ¿Quién no ha comprado unos patucos o una babero (azul o rosa, depende) al hijo de unos familiares o amigos? ¿Quién no ha ido de pequeño a las rodillas de un tipo disfrazado de Papá Noël en un centro comercial cualquiera? ¿Quién no quiere encontrar un trabajo fijo para irse de viaje, comprarse una casa, tener hijos? Somos un mismo ejemplo 6,998,339,799 veces.
¿Quién es capaz de crear sus propios
ideales y perseguirlos sin reparar en quien tiene que pisotear para
alcanzarlos? ¿Quién es capaz de sentirse el centro del universo y se expide la
licencia necesaria para ejercer su poder? ¿Quién mira el rebaño, a cientos
de fanegas de distancia, recibiendo insultos de esas ovejas y a la vez llora
por la desgracia que les ha tocado vivir? La respuesta es muy poca gente.
Creo que esta es la filosofía a llevar en
la vida, sobre todo cuando el gris de mis ojos no se distingue del gris de tu
camiseta.
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